sábado, 11 de mayo de 2013
COLUMNA POLÍTICA ¡EN POCAS PALABRAS!
Cómo se ve que el señor “Cero Tolerancia” está perdido en el limbo de la seguridad. El ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, no ha caminado en las madrugadas sólito por las amplias limpias e iluminadas avenidas que convergen al populoso Barrio de Tepito, o atrás del Cerro del Peñón que se localiza en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de la ciudad de México, o ya de perdida, para que se sienta más “seguro”, placearse a medio día por La Lagunilla. Porque eso que acaba de decir, que ha visto “mejoras” en temas de seguridad en la capital de la República, solo a un iluso lo embargan las ocurrencias y los elogios. No dejará de ser coba un entreguista a ultranza en favor del PRD-Gobierno. No tuvo límites su nostalgia de cómo chamaqueó al entonces jefe de gobierno Andrés Manuel López Obrador, quien nunca mostró dotes de inteligencia para hablar inglés y menos docto en la transparencia de su administración. Una cosa es Nueva York de donde fue el famoso “Alcalde de Hierro”, a otra cosa mariposa de rosarse con los ñeros de la barriada mexicana tepiteña, que para hacer comparativas de seguridad en ambas urbes, el perfil y el modus operandi de la delincuencia son cartabones que no cambian en nada. Pero que el señor Giuliani venga a dorarnos la píldora, pues no, porque una cosa es que cuando fue contratado por el mal gobierno del Peje, arrancándole cinco millones de dólares por sus “servicios”, ahora viene a presentar una fantasía que “ve avances en materia de seguridad en la Ciudad de México”. Si bien vino a México a participar en la XXIII Convención de Aseguradores-México, allí consideró que “es notable el progreso de la ciudad y la disminución de la delincuencia, pues se observa incluso en una menor seguridad en los hoteles”, lo que denota que el neoyorkino no sale del suburbio de Polanco, o no lo han invitado a visitar las cárceles de la capital que están saturadas de raterillos de poca mota, que están “limpias” y “relucientes” y que cada procesado está estudiando para ser alguien en la vida. “Ahora veo la reducción de la delincuencia, no veo tanta seguridad en los hoteles ni tantas medidas como antes y veo cómo la ciudad progresa; es una ciudad mucho más agradable, es una ciudad que ciertamente tiene muchos problemas como cualquier gran ciudad pero es una ciudad que está avanzando considerablemente”, presumió. Y no es por nada, si Mr. Rodolph no se echa porras, quién lo haría por él, toda vez que sus elogios traerán una serie de controversias tanto en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República, no así también en el pleno de la Asamblea Legislativa, donde el PRD defenderá a Giuliani, en tanto que el PAN y el PRI, y la chiquillada, arremeterán en contra de la bárbara habilidad del político neoyorkino. Incurrió en un severo acto de egocentrismo mediático, que parecía tapete de los perredistas, al comentar que “los capitalinos deben estar orgullosos de los cambios (¡…!) que se realizaron en la capital del país, porque mientras otras ciudades van en dirección contraria y ahora son más peligrosas, el DF es más seguro, limpio, más agradable (…) y esto ayuda a la economía”. Un dato interesante es el que Giuliani se convirtió como el Alcalde de Hierro de Nueva York, debido a la aplicación de su mano dura hitleriana. No tuvo compasión de nada en abatir el crimen organizado de la Ciudad de Hierro, desde 1993 y reelecto en 1997. Eliot Ness se queda corto. En su administración, Giuliani redujo la tasa global de delincuencia en 56 por ciento, los homicidios en 66 por ciento y una vez considerada la capital del delito se volvió “la ciudad más segura de Estados Unidos”, de acuerdo con el Federal Bureau of Investigation (FBI). El Alcalde y abogado de profesión, transformó las oficinas de asistencia social en centros de empleo, con lo que redujo el número de beneficiarios en casi 60 por ciento, entre otros logros que controlaron el crimen gringo. Hace dos sexenios, sin admitir que el crimen en la capital de México se encuentra fuera de control (hasta hoy en día), Andrés Manuel López Obrador, Jefe del Gobierno del Distrito Federal y Marcelo Ebrard, secretario de Seguridad Pública, decidieron contratar a Rudolph Giuliani como asesor en el desarrollo de un programa para reducir la delincuencia, llamado “Cero Tolerancia”. Cobró por sus servicios, la friolera cantidad de cinco millones de dólares, que supuestamente el programa fue patrocinado estrictamente con fondos privados, “de tal forma que no saldrá un peso del erario público”, se presumía. Pero de las peje autoridades del DF -que nunca fueron transparentes-, se predecía que los ciudadanos “podrán ver resultados positivos en cuestión de 6 meses a un año”, que dista mucho lo que viene ocurriendo hasta la actual. Para corroborar lo que vino a decir, Rodolph Giuliani le faltó darse una vueltecita por esos lugares, o por la chamuscada Merced, donde casi no se da la prostitución, la delincuencia ni existe y mucho menos que haya “secuestros express”, zonas sucias o que nuestros policías sea corruptos y panzones. Esa es la paradoja giuliana aplicada en nuestro México actual. Nos leeremos en la próxima… ¡EN POCAS PALABRAS! blasalejo@gmail.com --- Por: Blas A. Buendía
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